“No son sólo los cisnes o los pajaritos los que están en peligro. Ahora son vidas humanas”, aclaró el especialista en Oceanografía, Sandor Mulsow.
Su enérgico rechazo a la reciente aprobación otorgada por la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y Sernatur Décima Región para aumentar la descarga diaria de arsénico al río Cruces de la planta de Celulosa Arauco y Constitución (Celco) manifestó el director Instituto de Geociencia de la Universidad Austral de Chile, Sandor Mulsow, quien aseguró que la medida permitirá al complejo productivo aportar con una carga 50 veces mayor a la que tiene actualmente autorizada y, según sus palabras, “contraviene la normativa mundial”.
Sandor Mulsow posee doctorados en Geología y Oceoanografía Geológica, fue experto en contaminación marina para la ONU y uno de los investigadores que participó en el "Estudio Sobre el Origen de Mortalidades y Disminución Poblacional de Aves Acuáticas en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, en la Provincia de Valdivia”.
El experto aclaró que el arsénico es un producto no deseado de cualquier proceso industrial, por lo cual las decisiones de las organizaciones de gobierno que han respaldado el pedido de CELCO de aumentar las descargas en el río que da origen al Santuario, son “mórbidas”.
El profesional explicó que la toxicidad del arsénico aumenta cuando es más metálico. “¿Qué tipo de arsénico es el que se va a descargar al río Cruces? Esa es la incógnita. Nadie lo sabe. Es vital saber en qué estado estará ese arsénico. La respuesta a esas preguntas pueden ser desastrosas”, aseveró.
MEDIDA CONTRAVIENE CRITERIOS INTERNACIONALES
Según palabras de Mulsow, el arsénico históricamente siempre fue sinónimo de veneno.
“La mayoría de los procesos metalúrgicos como las minerías en Antofagasta, tienen ciertos niveles de arsénico, pero ahora estamos viendo que las plantas de fertilizantes y las celulosas, también lo producen como subproductos”, aseguró.
Ante esto, el académico resaltó que debido a la connotación tóxica del arsénico, a nivel internacional se han impuesto normas que van a prohibir cualquier tipo de actividad industrial que produzca más de un microgramo por litro de arsénico.
“Tan estricto es, que la empresa que no cumple, no puede seguir funcionando”, agregó.
DICE QUE HAY ERROR
El especialista explicó que es curioso que en Chile, la planta de Celco pida 50 microgramos por litro, argumentando que es una norma de la EPA (Enviromental Protection Agency) de Estados Unidos.
“Ese dato no es correcto. Esta norma acepta un microgramo por litro. Los australianos tienen una estrategia de manejo de la calidad del agua que no acepta más de 7 microgramos por litro.
En cambio, Celco está pidiendo la norma de arsénico de agua bebestible según Bangladesh, que es la más permisiva. Celco pidió 50 microgramos por litro y están botando 900 litros por segundo, lo que va en contra de las normas internacionales de calidad del agua”, aclaró.
El investigador y consultor ejemplificó la situación con lo ocurrido hace algunos años en Cuba. “Se derramó arsénico en una bahía –no era el más tóxico- y esta se cerró durante ocho meses.
Nadie podía pescar ni meter ni las manos al agua. Esa es la manera de cómo se debería actuar, en forma proactiva y preventiva de lo que puede ocurrir. Ellos no se preocuparon de cuanto había o no había de arsénico, sino que previnieron”, recalcó.
NOS ESTAN TOMANDO EL PELO
Sandor Mulsow, en su situación de ciudadano y habitante de Valdivia, no pudo dejar de manifestar su molestia por el apoyo que recibe Celco de parte de los organismos públicos.
“Creo que es una vergüenza y es una tomada de pelo a todo el mundo”, planteó, agregando se está poniendo en riesgo vidas humanas “ya que no son sólo los cisnes o los pajaritos” los que están en peligro.
“El arsénico no se bota, sino que se almacena para poder estabilizarlo. Aquí están pidiendo permiso para simplemente botarlo. Es un concepto tremendamente mórbido en la manera de cómo están actuando”, expresó.
Publicada el sábado 10 de septiembre de 2005
